Sunday, November 18, 2007

LAS VIDAS DE ADÁN Y EVA EN UNA VERSION CRUCEÑA





El elenco de teatro de La Divina Comedia estrenó esta noche la obra "Adán y Eva", escrita y dirigida por Elías Serrano, con una excelente respuesta por parte del público que copó la sala perteneciente a la compañía y aplaudió efusivamente la presentación.

La obra empezó con un ligero retraso debido a la gran afluencia de público que se dio cita a la sala, que terminó abarrotada, obligando a los organizadores a acomodar sillas en el pasillo para dar cabida a la gente; aun así, algunos no lograron ingresar.

Cuando las luces se apagaron, Adán y Eva, representados por Eduardo Quevedo y Nina Borchers, respectivamente, no defraudaron al público presente y brindaron actuaciones que arrancaron varias carcajadas. Los noveles actores fueron muy bien preparados y lograron transmitir veracidad en la puesta, buen timing para la comedia y sintonía entre ellos incluso en las coreografías. Eduardo se salió muy bien en el rol del hombre celoso y machista, mientras Nina sobresalió especialmente en los momentos en que su papel requirió gracia o picardía.

En cuanto al texto, "Adán y Eva" retrata la vida de los dos personajes bíblicos luego de que éstos han sido expulsados del Paraíso y, más tarde, cuando descubren los placeres del sexo. Con una gran carga de humor, un par de coreografías y breves momentos de sensualidad y ternura entre los protagonistas —muy al estilo de las obras escritas y llevadas a escena por Serrano—, esta puesta se enmarca en el perfil de la compañía, cuyo director ha logrado imprimir un sello particular, propio, con el cual invariablemente logra conectarse con el público que frecuenta la sala.

Elías Serrano vuelve a abordar la vida en pareja y en ese afán transita una vez más por temas recurrentes en su dramaturgia, como la difícil convivencia a dos, el deseo (y la fragilidad de la carne), el poder que la mujer ejerce sobre el hombre y la necesidad de los seres humanos de dar y recibir afecto, entendiendo la relación hombre-mujer como fuente insuperable de goce carnal, pero además como complementación necesaria e insustituible.

Es fácil constatar que los aspectos señalados en el párrafo anterior han estado presentes en casi todas sus anteriores obras — "El Pecado de la Carne", "Edipo y su Mamacita, ¡Qué Complejo!", "La Pasión de Cristo" y "El Predicador"—. Si en "La Lechuga" el estilo y las motivaciones variaron, se debe en gran parte a que ésta fue la única obra de La Divina Comedia que no ha sido escrita por Serrano (su autor es el venezolano César Sierra).

Llama la atención también el papel que desempeñan las mujeres pertenecientes al universo del director/dramaturgo en sus obras. Todas ellas, en mayor o menor grado, ejercen un poder indiscutible sobre los hombres, son seductoras y tienen consciencia de que son las que dictan las reglas y el curso de la historia, aun cuando —de forma inteligente— hagan creer al hombre lo contrario. En "Adán y Eva" encontramos a una Eva fiel a ese perfil que a la vez representa a todas las mujeres, alternando de acuerdo a la situación su gracia y delicadeza con una conducta manipuladora para satisfacer sus deseos. Pero lejos de criticar a las féminas —más bien al revés—, Serrano expone un mundo femenino al que claramente admira y rinde culto a través de sus personajes, por los cuales, sin duda alguna, nutre inmenso cariño.

Los críticos podrán sentir falta de diálogos más rebuscados o una mayor complejidad en las obras de Serrano, pero es incuestionable que el director sabe muy bien cómo llegar a la gente. Utilizando un lenguaje simple y directo, haciendo uso cada cuanto de frases ágiles y contundentes, el autor no se abstiene, sin embargo, de lanzar pequeñas reflexiones, casi siempre en dosis homeopáticas y bien camufladas en medio del humor, lo suficiente como para transmitir el mensaje sin engolosinar al público. Si en "El Predicador" se le fue un poco la mano en lo discursivo, en esta obra vuelve a dar en el clavo, logrando que la platea disfrute plenamente de los 45 minutos que dura la puesta en escena.

"Adán y Eva" es una obra que merece ser vista, ya sea por el gusto de ver a dos nuevos rostros, de actores extremamente jóvenes (ambos sin haber llegado a los 20 años) que inician con pie derecho su andadura en las tablas, por apreciar una puesta en escena prolija y una historia cuyo ritmo no decae en ningún momento, o simplemente por pasar tres cuartos de hora realmente entretenidos.*


* Informacion extraida de la pagina llamada Aldea Cultural